“Zar” del agua holandés invita a convivir con el recurso y usarlo en forma eficiente
Henk Ovink, eminencia mundial en el tema, también asesora al gobierno de Barack Obama:
Afirma que, más que construir barreras, hay que dejarlo fluir cuando es necesario y adaptar la infraestructura con ese fin. Favorece el desarrollo de espacios verdes que a la vez sirven como protección natural.
El mundo está derrochando una enormidad de agua y los países deben revertir ese escenario antes de que sea tarde. Es la advertencia del ingeniero holandés Henk Ovink, quien visitó Chile para encabezar una cooperación bilateral con el Ministerio de Obras Públicas. Esta tiene por objetivo mejorar la gestión pública y privada del valioso recurso, tanto desde el punto de vista técnico como interinstitucional.
Ovink, quien tiene estudios de arte, arquitectura y matemáticas, es considerado una eminencia mundial, una especie de zar en el tema de los recursos hídricos, por su capacidad amplia de toma de decisiones. A su amplia experiencia se suma su participación como asesor de la administración Obama en el proceso de reconstrucción de los estados de Nueva York y New Jersey tras el huracán Sandy.
Desde ese cargo desarrolló y dirigió el concurso Rebuild by Design, que contempla una serie de proyectos de infraestructura que apuntan a proteger la isla de Manhattan y su entorno de las inundaciones, y al mismo tiempo generar nuevos espacios en conexión con la naturaleza. Esto incluye parques inundables, barreras naturales y artificiales, embalses y grandes acopios del recurso para períodos de sequía.
Ovink viene de un país que ha tenido una larga experiencia con el agua. Ya en el año 1200 los Países Bajos comenzaron a construir barreras para contenerla. Hoy, 30% de su territorio está bajo el nivel del mar, y permanecería bajo el océano si no fuera por el tremendo esfuerzo realizado a través de la construcción de diques para evitar la entrada del agua.
Pero esta siempre se las arregla para volver, a veces con violencia. Durante el siglo XX, los Países Bajos debieron enfrentar grandes inundaciones en los años 50 y 90, que produjeron miles de muertes. “Tras estos desastres desarrollamos una estrategia de trabajar y convivir con el agua dejando más espacio para ella en armonía con la naturaleza”, explica Ovink.
Es así como en su país se han construido carreteras que avanzan kilómetros como si fueran largos puentes. Eso permite que el agua fluya por debajo y no genere inundaciones.
El dejar espacio al agua ha obligado a un trabajo cooperativo entre la ciencia, la empresa y el gobierno. Se negoció con los agricultores su desplazamiento a tierras más altas creadas artificialmente. La ventaja es que cuando las aguas bajan, también pueden cultivar su terreno original.
“En Holanda todavía estamos al inicio en la adaptación de nuestras ciudades para la próxima generación. Se ha aumentado la inversión en sistemas de recolección y almacenamiento para mejorar la capacidad, la calidad de vida y reducir el riesgo de inundaciones”, dice.
Su sueño para el futuro es que el mundo tenga la disponibilidad de agua asegurada y por eso impulsa programas de apoyo en diferentes países. “Si Holanda y Chile trabajan juntos, podemos servir de ejemplo e inspirar a otros para innovar y colaborar”.
A su juicio, el agua no es un problema temporal, esto significa que el problema no se resuelve con una solución única. “Es un tema cultural, hay que considerar el agua en relación con la urbanización, la economía, la minería, la agricultura y lo social”, agrega.
Un tema clave para Ovink es la eficiencia. En Holanda reemplazaron las añosas redes de alcantarillado por otras más nuevas, con lo que se han reducido problemas sanitarios y de filtraciones.
¿Podría ser esa una solución para Chile? Ovink es cauteloso. “No hemos hecho todavía el análisis, sería un poco pretencioso de mi parte decir que sí sin contar con el análisis técnico. Sé que en Chile y en otros países el sistema de alcantarillado tiene filtraciones, y eso significa un montón de pérdida, la que puede alcanzar hasta 20% del recurso. Si enfrentamos esa merma, será necesaria menos agua y el sistema se hará más sustentable”, dice.
El experto ha trabajado en lugares donde la sequía es crítica y la única alternativa es la agricultura inteligente. En California, cuenta, instalaron sistemas que analizan el suelo y su demanda de agua, luego envían información a un servidor, lo que permite un análisis de cuánta agua requiere ese terreno. Redujeron su uso en 80%.
90% de los desastres del planeta están relacionados con problemas vinculados al agua.
40% de la población mundial podría ser afectado por su causa en la próxima década, ya sea por inundaciones, sequía o contaminación.
50% de la población de África no tiene acceso a agua potable.