Barcelona abre la primera ‘supermanzana’ para devolverle las calles a los peatones y ciclistas
En 2011, los modos de transporte que tenían mayores porcentajes en la repartición modal de Barcelona eran el transporte público (39,9%) y las caminatas (31,9%). Muy de cerca estaba el automóvil (26,7%), y por último, las bicicletas (1,5%).
Como predominaban los modos de transporte sustentables, el Ayuntamiento de Barcelona quiso potenciarlos con un nuevo Plan de Movilidad Urbana para el período 2013-2018. El objetivo es que al finalizar este ciclo las caminatas aumenten un 10%, las bicicletas un 67%, y el transporte público un 10%. Respecto al auto, la meta es disminuir su uso en un 21%.
Diseñado sobre la base de la seguridad, sostenibilidad, equidad y eficiencia, este plan considera disminuir los accidentes de tránsito, reducir la contaminación, garantizar el acceso a la movilidad e incorporar nuevas tecnologías en la gestión de la movilidad.
Para esto, comprende ocho líneas de acción, siendo la primera de ellas organizar la ciudad en supermanzanas, un proyecto que busca calmar el tráfico en las calles y que empezó a funcionar este lunes 5 de septiembre en el barrio de Poblenoue (o Pueblo Nuevo, en castellano), entre las calles Badajoz, Pallars, Llacuna y Tànger.
Esta iniciativa agrupa 9 manzanas de la ciudad en una supermanzana (400 x 400 metros) en donde se implementan medidas como habilitar veredas con 2,5 metros de ancho para facilitar el acceso de personas con movilidad reducida y que los peatones tengan más espacio público.
A su vez, esto se obtiene al eliminar los estacionamientos en superficie para automóviles -en este caso, 50 de 700-, establecer la velocidad máxima para éstos en 10 km/h y al desviar el flujo de vehículos por los bordes para que el espacio central sea para peatones y ciclistas. No obstante, los vehículos que sí pueden ingresar a las supermanzanas son los de emergencia, de los residentes, y de carga y descarga.
De acuerdo al plan, la implementación de las supermanzanas hará que cuatro puntos centrales queden libres de autos, sumando así alrededor de 8.000 metros cuadrados (cada uno tiene 1.916 m²).
Como aún no tienen un uso determinado, el próximo 12 de septiembre se iniciará un ciclo de talleres en que 200 estudiantes de arquitectura y los vecinos del sector podrán definir qué les gustaría hacer en el lugar.
La implementación de esta primera supermanzana tuvo un costo de 55 mil euros, poco más de $41 millones (en pesos chilenos), y se pretende replicar en más barrios como Horta, Sant Andre, Sant Gervasi y la Prosperitat.
De esta manera, la ciudad podrá mejorar la calidad de vida al mejorar la accesibilidad, aumentar los espacios para peatones, reducir la contaminación y fomentar el uso de las calles, sin que estén destinadas únicamente al automóvil.
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