Las réplicas sociales que azotan a Canela
El 16 de septiembre se cumple un año desde que esta localidad fuera golpeada por el sismo de 8.4 Richter, y sus vecinos relatan cómo han vivido después de la tragedia.
La casa que habitaba Alejandra Tapia, junto a sus dos hijos, padres, hermana y sobrino, quedaba en la calle principal de Canela Alto, localidad en la que se registró el epicentro del terremoto 8.4 Richter ocurrido el 16 de septiembre de 2015. Es también una de las 361 viviendas de esa localidad que quedaron con daño no reparable y, por lo tanto, deben reponerse, según el catastro de la Intendencia de Coquimbo.
La mujer relata las dificultades que pasó luego del desastre y que se extendieron hasta mediados de este año, cuando, aseguró, el municipio les entregó la casa de emergencia. “Teníamos dos casas juntas, una de adobe que estaba con orden de demolición y que el terremoto botó, y otra que se construyó con subsidio que quedó partida a la mitad y no se podía habitar, la usamos para guardar las cosas. Sólo quedó en pie una bodega de 3×3 (metros), donde dormimos hasta que llegó la casa de emergencia. El resto del día lo pasábamos donde otros familiares y amigos”, cuenta Alejandra Tapia.
Añade que desde el Serviu le aseguraron a su padre que “podríamos tener el subsidio de la casa nueva a fin de año y esperamos que se cumpla, porque tengo una guagua de nueve meses y si bien estamos mejor con la ayuda que nos llegó en julio, igual hace frío y mi hijo ha pasado enfermo todo el invierno”.
Así, la familia de esta damnificada sigue en la etapa de emergencia, como todo a su alrededor, dice Alejandra: “El pueblo se cayó entero, ahora lo único que se ven son viviendas de emergencia”.
Su caso se replica en la escuelita Canela Alto, que quedó afectada luego de un derrumbe que generó el terremoto en el cerro contiguo al recinto, que tiene una matrícula de 302 alumnos, incluyendo a 60 estudiantes que viven en internado y un curso de educación especial. El director del establecimiento, Héctor Soto, dijo que “hemos estado trabajando en una escuela modular que nos ha servido mucho, y estamos esperando que el martes (mañana) llegue la segunda parte y podamos trasladar algunas dependencias, como la biblioteca, la sala para reuniones de apoderados y el curso de educación especial, que siguen en carpas”.
Soto explica que del total de estudiantes en internado, 30 siguen bajo esta modalidad porque viven en zonas muy alejadas, “los otros 30 que viven más cerca de Canela son trasladados diariamente por un bus que nos puso la municipalidad”.
Edith Valencia es otra vecina de la comuna. Su caso es más extremo porque no ha recibido casa de emergencia, pese a que la vivienda que habita con su madre, de 91 años, tuvo orden de demolición los días siguientes al sismo. “Me dieron orden de desalojo porque tenía que echar abajo la casa, pero nosotros nos opusimos. Nos quedamos viviendo en uno de los dormitorios que quedó mejor (tiene seis) y una sobrina se contactó con una fundación de adoberos, que tuvo a cargo la reconstrucción del barrio Yungay y que ha venido a ayudarnos a reconstruir la casona”, relató Valencia.
La mujer asegura que su inmueble data de 1905 y que “fue construido por mi abuelo. Esto tiene historia y estamos viendo cómo financiar los arreglos, vamos a ir de a poco, pero no vamos a perder nuestra casa”.
El intendente de Coquimbo, Claudio Ibáñez, explicó que para estos casos, al igual que lo ocurrido con algunos vecinos del sector costero de Baquedano, en la ciudad de Coquimbo, donde hay vecinos que no quieren dejar la zona de inundación por tsunami, se están estudiando y buscando soluciones. “Tenemos que garantizar lo que establece la Constitución, que es el derecho a la vida y la integridad física y psíquica de las personas”, dijo.
La autoridad añadió que “es importante resolver los problemas de las familias, pero también hay que entender que existen problemas territoriales en la región, con zonas rurales que están geográficamente dispersas; sólo en Combarbalá, que es la más alejada de la conurbación La Serena-Coquimbo, hay 1.800 km a cubrir”.
La ministra de Vivienda, Paulina Saball, quien hizo un recorrido el jueves pasado, señaló que la reconstrucción en la zona “está en desarrollo”, sobre todo en los casos donde se entregaron tarjetas para reparaciones. “Hay viviendas terminadas, con reparaciones, y otras que están en plena ejecución”, finalizó.
Datos de la Intendencia de Coquimbo, actualizados al 23 de agosto, señalan que en Canela se entregaron 285 viviendas de emergencia, de las cuales 276 fueron construidas. Hubo 242 con daños leves, y se entregaron 237 tarjetas de banco y materiales para las reparaciones.