En Chile circulan 16.996 buses en 60 comunas, con diferencias de hasta 15 años de antigüedad
Perfil revela grandes contrastes entre los servicios de transporte público:
Las micros son la principal locomoción en grandes urbes y capitales regionales, pero en pequeñas comunas los colectivos han ganado terreno, y las han hecho desaparecer.
Los habitantes mayores de comunas como Taltal, Chañaral, Diego de Almagro, Parral, Lebu o Puerto Natales aún recuerdan que en las calles de estas zonas una micro los conectaba con el centro y los barrios. Pero en la última década estas comunas han visto desaparecer los medios de transporte mayores y han reemplazado el paso de los buses por el de colectivos. En total, hay 58.726 autos que prestan este servicio en el país.
Mientras crecen, las micros hoy logran sobrevivir en 60 comunas. Según diversos informes estadísticos del Ministerio de Transportes -a los que tuvo acceso “El Mercurio”, por la Ley de Transparencia-, en Chile circulan a diario 16.966 buses. De ellos, 6.559 lo hacen en el Transantiago y el resto se reparten en las otras ciudades.
En algunas, como Tocopilla, hay un solo bus, y en el Gran Valparaíso hay 2.091. Por otra parte, Punta Arenas es la única zona con buses a gas y Valparaíso la única ciudad con 32 trolebuses.
Esta diversidad en el perfil del transporte público también oculta desigualdades: no es lo mismo transportarse en comunas como Purranque, con una flota que promedia 21,5 años, casi cuatro veces más que los 5,5 años de antigüedad que tienen las micros del Gran Concepción.
El Ministerio de Transportes busca revertir la brecha con un programa de “chatarrización”, con fondos de la ley espejo del Transantiago (iguala en regiones los recursos entregados al sistema santiaguino).
A la fecha, 3.400 buses se han renovado, con una inversión superior a los US$ 34 millones.
Por otra parte, las regiones llevan hasta 11 años con licitaciones de los servicios de transportes vencidas. Hoy, en urbes como Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Rancagua y Concepción, las micros operan con “condiciones de operación”, lo que establece exigencias mínimas a las empresas.
Pese a que en el Gobierno anterior quedaron estudios previos para licitar y algunas bases de licitación, la administración actual está abordando este déficit con los llamados “perímetros de exclusión”, un concepto establecido en la Ley de Subsidio al Transantiago en 2013 que posibilita el pago de un subsidio a empresarios de un área geográfica a cambio de mejoras, como una mayor frecuencia de los buses, puntualidad, y otras.
La idea comenzó en Villarrica, y se extenderá a otras comunas, como Iquique, Calama, Talca, Temuco, Castro y Quellón.
El ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo, dice que ahora se cuenta con sistemas tecnológicos para controlar el cumplimiento de los servicios. “Esto aporta para que la ciudadanía vea en terreno estas mejoras, ya que ahora los buses pasan, cumplen frecuencias, los horarios, incluidos los fines de semana, y eso mejora totalmente la experiencia de viaje”, afirma.
El especialista en transportes Raimundo Cruzat dice que estos perímetros “son la escapatoria del ministerio para no licitar. El transporte debería licitarse para una mejor operación, porque si no, se generan monopolios y mercados cautivos, lo que empeora el servicio”.