El último salvavidas para la elección de intendentes
Por Macarena Vega y Javier Canales.
A días de que el Senado vote en comisión el proyecto que establece la elección directa de los jefes regionales, La Moneda enfrenta una fuerte resistencia en el oficialismo y la oposición. El horizonte de la elección presidencial 2017 también juega en contra.
Una serie de gestiones y llamados telefónicos a los partidos de la Nueva Mayoría han realizado, durante los últimos días, los ministros del Interior, Mario Fernández, y de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre. El objetivo: intentar lograr, dentro del bloque oficialista, los apoyos necesarios para la aprobación del proyecto que establece la elección directa de intendentes.
Dicha iniciativa -que forma parte de la agenda de descentralización del gobierno- se encuentra en la Comisión de Gobierno del Senado, y debería ser votado este miércoles 28, luego de que el Ejecutivo decidiera ponerle “suma urgencia” la semana pasada.
Aunque se espera que la aprobación en esa instancia no revista mayores complejidades -ya que tres de los cinco integrantes votarían a favor-, los principales obstáculos se presentarán cuando el texto pase a la sala del Senado, lo que debería ocurrir la primera semana de octubre.
¿La razón? Según los cálculos que manejan en el oficialismo, al menos seis senadores de la Nueva Mayoría rechazarán el proyecto: los PPD Felipe Harboe, Ricardo Lagos Weber, Adriana Muñoz y Eugenio Tuma, además de Carlos Montes (PS) y Pedro Araya (ind.-DC).
Esto, sumado a la crítica evaluación de la iniciativa que existe en la mayoría de los legisladores de Chile Vamos, aumentan seriamente las posibilidades de que el texto pueda ser rechazado, considerando que para su aprobación requiere de 22 votos.
De caerse el proyecto, La Moneda estaría impedida de legislar una iniciativa similar por un plazo de un año, lo que terminaría sepultando definitivamente la opción de tener una elección de intendentes en 2017, como era la intención del Ejecutivo.
Fue el 28 de agosto cuando, tras una reunión del comité político de La Moneda, el ministro Fernández hizo un sorpresivo anuncio: aunque el proyecto original establecía que los intendentes se escogerían por mayoría absoluta (50% más uno de los votos), finalmente se optó por ingresar una indicación que permitiera que fueran electos con un 40%.
Si bien en su momento esto destrabó las conversaciones con la oposición -que proponían mayoría simple- y con los senadores independientes -que planteaban el piso del 40%- la medida terminó provocando la molestia de varios senadores oficialistas. El motivo: el anuncio de Fernández se efectuó apenas dos semanas después de que el ministro vocero, Marcelo Díaz, le ratificara a los partidos oficialistas que el quórum se mantendría en mayoría absoluta.
Hoy, no son pocos los senadores que lamentan que, mientras el gobierno les ratificaba el quórum de 50%, negociaba paralelamente con los independientes para bajarlo. “Si el gobierno es inteligente, debería volver el quórum al 50%, porque eso une a toda la Nueva Mayoría”, comenta un senador.
Y, si bien el piso del 40% logró apoyo en la oposición, luego surgiría un nuevo conflicto: los senadores de Chile Vamos exigían desde hace meses una propuesta del gobierno sobre “transferencia de competencias”: es decir, las atribuciones que serán traspasadas desde el gobierno central a los nuevos intendentes.
Cuando esa propuesta llegó a comienzos de septiembre mediante un protocolo de acuerdo -que establecía un traspaso “gradual” de competencias hacia 2022-, no dejó conforme a la oposición, desde donde acusaron a La Moneda de intentar “engañar a la ciudadanía con intendentes sin ningún poder real”.
Ante esto, varios anunciaron su rechazo. “No me voy a prestar para ser cómplice de un engaño”, dice el RN Alberto Espina.
Sin embargo, dirigentes de ambos sectores también agregan otros factores que, a su juicio, paralizan el proyecto.
Uno de ellos apunta a la pérdida de influencia que podrían tener los propios legisladores -quienes hoy, en la práctica, inciden fuertemente en la designación de los intendentes en cada región-, así como la opción de que el nuevo jefe regional -al ser una figura electa con más votos que muchos parlamentarios (y con más atribuciones)- les dispute cuotas de poder en las regiones.
Entre otros análisis que se hacen en privado, algunos dirigentes advierten que ni a Sebastián Piñera, ni a Ricardo Lagos, ni a quien sea el próximo presidente le será fácil asumir con un sistema en el que pueda tener a más de la mitad de los intendentes como figuras opositoras a su gestión.
Además, de fracasar el proyecto, la bandera de la elección de intendentes podría ser retomada por los candidatos presidenciales que compitan en 2017.
Con todo, en La Moneda insisten en salvar el proyecto a como dé lugar. Y así lo han hecho saber a sus parlamentarios.
Durante los últimos días, junto con intentar conseguir los apoyos, desde el Ejecutivo han transmitido el siguiente mensaje a sus legisladores: el gobierno ya hizo todos los esfuerzos, y la votación del proyecto va sí o sí; y si el texto se cae, serán los propios senadores y sus partidos quienes tendrán que salir a explicar ante la opinión pública por qué votaron en contra de esta iniciativa.