Kristine Tompkins: “Nosotros no somos los que decidimos cuándo concretar la donación, pero la oferta está oficialmente hecha”
La ambientalista explica las razones para realizar la histórica entrega de terrenos al Estado de Chile:
La empresaria repasa sus 25 años en el país, las sospechas iniciales con su proyecto conservacionista, la relación con los distintos gobiernos y los empresarios -entre ellos, la familia Matte-, y su vida tras perder a su esposo, Douglas, hace diez meses.
A mediados del 2017 se crearán formalmente los parques nacionales en los terrenos adquiridos durante casi tres décadas en el sur de Chile por los empresarios Douglas Tompkins y Kristine McDivitt Tompkins. Estas propiedades, que abarcan una superficie que equivale a cuatro veces la Región Metropolitana, fueron ofrecidas al gobierno chileno en 2015, pero la donación empezó a cobrar forma tras la visita, en enero de este año, de Kristine Tompkins a La Moneda.
Aunque estaba aún golpeada por el trágico fallecimiento de su marido, ocurrido el 8 de diciembre de 2015 en el lago General Carrera, la reunión buscaba concretar la misión que ambos tenían para esas tierras: “Siempre, desde el principio, hace 25 años, teníamos la idea de colaborar con los gobiernos y convertir los terrenos que adquirimos en Chile y Argentina en parques nacionales. Nadie nos creía, pero poco a poco hemos demostrado que decíamos la verdad”.
En esta entrevista, Kristine Tompkins -esquiadora y escaladora, ex CEO de la firma outdoor Patagonia, cuya inversión empresarial hoy se reduce a ser socia minoritaria en los helados Moritz Eis- detalla cómo se concretará esta inédita donación (ver recuadro) y habla de su relación con los distintos gobiernos, el empresariado y los colonos de la zona.
“Lo que estamos haciendo ahora es lo que planificamos con Doug, lo que discutimos por muchos años”, cuenta, al referirse al traspaso de tierras, que en Chile y Argentina ascienden a unas 900 mil hectáreas e implicaron “más de US$ 200 millones” en compra de terrenos.
La fecha de la donación es imprecisa, porque hay un trabajo técnico en términos de títulos de dominio y otros aspectos administrativos. “Nosotros no somos los que decidimos cuándo concretar la donación, pero la oferta está oficialmente hecha al Gobierno”, afirma Tompkins. La fundación ya ha entregado tierras para la creación de dos parques en Chile -Corcovado, en 2005, y Yendegaia, en 2014- y varios más en Argentina, el último de los cuales se oficializó en septiembre pasado con el Presidente Mauricio Macri.
La última entrega en nuestro país es, por su envergadura, más laboriosa y ha estado marcada por el duelo. “Nací para trabajar, y lo disfruto mucho, pero mi problema no es el trabajo, es que perdí a Doug… mi problema es vivir sin él, pensar que en los próximos años voy a estar sin él. Eso es lo terrible”.
“Tenemos más confianza en el Estado que en un privado”
Tras un zigzagueante trámite legislativo, finalmente la comisión mixta del Congreso aprobó otorgar la nacionalidad por gracia a Douglas Tompkins de manera póstuma, aunque aún esta iniciativa debe ser votada en ambas cámaras. “Será cuando tenga que ser”, comenta al respecto la viuda del empresario, quien admite que hay todavía cuestionamientos a su proyecto conservacionista.
Una de las críticas más recientes es a su decisión de donar su patrimonio territorial al Estado, ante lo cual explica: “Douglas y yo crecimos en el ambiente de parques nacionales en Estados Unidos y vemos la gracia que ese contacto entrega a la sociedad. Para nosotros, un parque nacional es un hecho democrático. No queremos comprar extensiones de terreno y cerrar el portón y decir “está conservado”. Nunca fue ese el objetivo. Queremos que los ciudadanos, chilenos y extranjeros, tengan armas para cambiar la relación de los seres humanos con la naturaleza”.
Hay razones prácticas también. Una de ellas -sostiene- es que Chile cuenta con la institucionalidad para preservar este entorno, la que data desde que el país “creó su primer parque nacional, en 1926, y tiene el corazón para cuidar sus parques”. Añade: “Siempre les decimos lo mismo: que tenemos más confianza, en el largo plazo, en 100 años, en 200 años, en la convicción que tiene el Estado en tener parques nacionales que la que tiene un privado”.
Y agrega: “¿Qué pasaría si morimos? ¿Nuestra familia lo conservaría? ¿La fundación? No podemos pagar todo eso para siempre”.
“Desde el Presidente Lagos, nuestra relación con los gobiernos fue muy buena”
En los primeros cuatro años de los Tompkins en Chile les llovieron las críticas, las cuales se intensificaron cuando compraron las tierras en Pumalín, a inicios de los 90, por una característica clave: que el territorio adquirido iba desde la frontera con Argentina hasta el mar.
“La gente se preguntaba por qué una pareja que ganó plata en su vida anterior va a comprar un bosque y decide no cortarlo”, cuenta Kristine Tompkins. Recuerda que “en ese entonces decían que iba a ser un basural nuclear para Estados Unidos, un Estado judío en América del Sur, una base militar para que las Fuerzas Armadas argentinas pudieran invadir Chile de nuevo”.
También enfrentaron cuestionamientos en torno a una supuesta expulsión de colonos en Aysén en el proceso de compra de tierras, cuestión que la estadounidense rechaza. “No es así, no es verdad, fue al contrario. Cuando empezamos a comprar en Pumalín, hubo vecinos sin títulos de dominio, y nuestro equipo trabajó años con ellos para asegurarles sus títulos y que nadie viniera a decirnos después que los echamos”, asegura.
Según la empresaria, “desde el Presidente Lagos nuestra relación con los gobiernos fue muy buena, y continuó así con la Presidenta Bachelet y el Presidente Piñera”. En Argentina “hemos logrado muchas cosas durante el mandato de la familia Kirchner sin tener relación directa con ellos”, indica.
¿Cuando se sintieron respetados por la elite empresarial? “Hace años. Con Sebastián Piñera, que tiene su parque también (Tantauco), que es maravilloso”, responde.
Sin embargo, debido al polémico megaproyecto hidroeléctrico de HidroAysén, los Tompkins mantuvieron una pública discrepancia con la familia Matte, que era accionista de la compañía eléctrica junto con Endesa Chile. “Los conocemos muy bien, son amigos, no estamos de acuerdo en ese punto con ellos, pero los respetamos. Aunque tenemos un desacuerdo enorme, guatón, por ese tema, nuestro respeto por la familia Matte no ha cambiado”, asegura.
Kristine Tompkins mantiene, eso sí, su rechazo a las centrales de embalse en la zona, pese a que el Gobierno actual ha asegurado que es estratégico usar el potencial hidroeléctrico de Aysén. “Chile tiene muchas alternativas de generación eléctrica que no son sucias y hay que desarrollarlas… si hay opciones que pueden evitar una represa en una zona prístina, obviamente me gustaría que se concretaran”.
“Nací para trabajar, y lo disfruto mucho, pero mi problema no es el trabajo, es que perdí a Doug…que en los próximos años voy a estar sin él. Eso es lo terrible”.
El trayecto del aporte de tierras: desde reunión en La Moneda a aprobación del Consejo de Ministros
A mediados del 2017 estarían listos los decretos por los cuales se crean distintos parques nacionales en los terrenos donados por la Fundación Tompkins. La superficie total asciende a 410 mil hectáreas, cuatro veces la Región Metropolitana. En esa fecha se concretaría un largo trámite que comenzó a inicios del gobierno de la Presidenta Bachelet, que lideró el Ministerio del Interior y en el que confluyen las carteras del Medio Ambiente, Bienes Nacionales, así como Conaf y la Subsecretaría de Turismo.
La propuesta hecha en abril de 2015 por Kristine y el fallecido Douglas Tompkins consiste en aportar territorios para formar una vasta ruta de parques nacionales desde Puerto Montt hasta Cabo de Hornos, que abarque un total de 4 millones de hectáreas, con foco en la conservación, pero que permita desarrollar el turismo. Tal zona quedará bajo la administración de Conaf. Solo una parte es entregada por la Fundación Tompkins y el resto consiste en transformar reservas en parques nacionales o ampliar algunos ya existentes.
Los Tompkins aportan propiedades para crear íntegramente tres parques nuevos: Pumalín, Melimoyu y Patagonia. Adicionalmente, agregan terrenos para gestar el parque Alacalufes, que tendría casi tres millones de hectáreas, convirtiéndose en uno de los más grandes del mundo. Para concretar esta iniciativa, se transformarían terrenos fiscales en un parque y la Fundación Pumalín entregaría 27 mil hectáreas en Isla Riesco, dando acceso terrestre al área y ampliando la oferta turística en Magallanes. El proyecto también implica aumentar la superficie de los parques Hornopirén, Corcovado e Isla Magdalena y reclasificar Cerro Castillo, actual reserva, en un parque nacional.
El camino para concretar esta vasta propuesta no es fácil, pese a que hay “buena fe” de parte de Fundación Tompkins y del Gobierno, explica Hernán Mladinic, director ejecutivo de Proyecto y Parque Pumalín. El aporte se hizo bajo la fórmula de “donación modal”, en que el donante solicita que su aporte se acepte solo en función de un objetivo. En este caso, que se declare parque nacional.
La propuesta empezó a socializarse con La Moneda a pocos meses de asumir Michelle Bachelet. Se formalizó con la reunión, en agosto de 2015, entre el entonces ministro del Interior Jorge Burgos y el matrimonio Tompkins. A fines de ese año se conformó una mesa técnica donde estaba Interior, coordinada por Medio Ambiente, con la presencia del Ministerio de Bienes Nacionales, Conaf y la Subsecretaría de Turismo. Luego de ese trabajo de varios meses, que incluyó visitas a terreno, se espera contar con un protocolo de acuerdo listo para noviembre, de manera que el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad vea la propuesta y la analice en diciembre. Hernán Mladinic destaca que en total la donación de las fundaciones ligadas al matrimonio Tompkins supera las 500 mil hectáreas -incluyendo los parques Corcovado y Yendegaia- solo en nuestro país. “Es la mayor donación de un privado para conservación en la historia de Chile y también la más grande del mundo”, destaca.
Papa Francisco: “Fue el primer líder mundial que habló de proteger la naturaleza”Para Kristine Tompkins, el Papa Francisco ha hecho un gran aporte a la conciencia ambiental. “La encíclica del Papa Francisco Laudato Si es extraordinaria: fue el primer líder mundial que habló sobre proteger la naturaleza y alertó de las desigualdades”, destaca. Y agrega: “El Papa Francisco nos dice ‘aquí están los hechos, aquí estamos, ¿qué hacemos como sociedad y como civilización ante este gran desequilibrio económico, que genera que el 1% tenga gran parte de la riqueza? ¿Cómo enfrentamos el deterioro de los ecosistemas?”.
Su visión de Trump: “Es un loco, extremo, grosero”Kristine Tompkins pertenece a la misma generación de la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton. Tiene otro factor común con ella: la mejor amiga de Clinton es la primera esposa de Douglas Tompkins, Susie Tompkins Buell, una reconocida demócrata, cofundadora de la marca de ropa Esprit.
Aunque no conoce personalmente a Hillary, votará por ella, sin dudarlo. “Estoy torturada con el concepto de un Presidente Trump… No, no, no. No es un asunto de ser conservador o liberal, no es eso. Él es un loco, extremo, grosero, un bicho nuevo que cuanto más audaz es, más apoyo tiene”. Y añade: “Es como una enfermedad infecciosa en la piel, fea”.
Reflexiona que en muchos países, políticos de cuño parecido al candidato republicado están ascendiendo al poder. La empresaria define a estos movimientos como “fenómenos tectónicos”, por su carácter subterráneo y poco comprendido, donde confluyen factores como la inmigración, la desigualdad y el miedo al terrorismo.
Paradójicamente, estima que con el mandato del Presidente Obama, “el racismo no ha disminuido, sino que ha rebrotado, y eso queda de manifiesto con los hechos de violencia policial en contra de afroamericanos”. Matiza que ese tipo de violencia existía antes, pero era invisible y estaba normalizada. “Cuando Obama ganó la Casa Blanca, brotó ese racismo de nuevo y se manifestó de maneras violentas”, reflexiona.
¿Qué pasa en Chile si gana el candidato republicano? Tompkins cree que el impacto no será muy grande, porque “Chile quiere ser como Estados Unidos, no causa problemas, no es violento, ni hay terrorismo… Trump va a tratar bien a los chilenos”.