“Nuestro desafío más significativo sigue siendo la distribución de los bienes urbanos”
Ministra de Vivienda y Urbanismo, Paulina Saball, ad portas de la tercera reunión mundial de la ONU Hábitat:
A partir de mañana se reunirán 70 países integrantes de Naciones Unidas para dar cuenta de 20 años de avances comprometidos en 1996. En ese ejercicio, Chile podrá exhibir una baja del déficit habitacional y nuevos programas, aunque también aparecerá la deuda de la segregación. Además, se fijará la agenda para las próximas décadas.
Desde mañana, Quito será el epicentro mundial del urbanismo. En la patrimonial capital ecuatoriana, setenta delegaciones de países integrantes de Naciones Unidas (ONU) se reunirán con dos propósitos: hacer un balance de los últimos veinte años en materia de urbanismo, transporte, medio ambiente, vivienda, energía y calidad de vida.
También definirán compromisos para las próximas dos décadas. Se trata de la reunión ONU Hábitat III, que se realiza por tercera vez en la historia tras un encuentro fundacional en 1976, en Vancouver, y otro de lineamientos, donde hubo compromisos para reducir asentamientos informales y mejorar el acceso digno a la vivienda, que se llevó a cabo en 1996 en Estambul.
Ahora, en Quito 2016 el acento estará puesto en la sustentabilidad, la integración social y la ciudad como una fuente de oportunidades y calidad de vida.
En la instancia, que se realizará en el parque El Egido de Quito, Chile tendrá un stand y participará la ministra de Vivienda y Urbanismo, Paulina Saball.
-¿Qué avances logró realizar Chile desde 1996 hasta hoy, respecto de lo comprometido en Estambul 1996?
-Hemos avanzado muchísimo. Nuestras políticas habitacionales se han diversificado y mejorado significativamente desde el punto de vista del estándar. Hace veinte años nuestra preocupación era abordar el déficit cuantitativo existente. Hoy, perseverando sobre el déficit, hemos incorporado el déficit cualitativo, una preocupación por el estándar de las soluciones, la calidad de la urbanización como un atributo esencial de los programas habitacionales. Hemos incorporado como un factor deseable la inclusión dentro de los programas habitacionales. Hemos generado un estándar de localización mayor, y diversificado las soluciones desde distintos ámbitos, como el rural y el urbano, de propiedad y arriendo, para sectores vulnerables y medios, y también de vivienda, para adquirir y mantener o reparar. Hemos tenido que enfrentar terremotos y contingencias fuertes que han puesto en tensión el stock habitacional.
-¿Cómo se traduce ese cambio de estándar urbano?
-Hoy día en Chile el acceso ya no se mide solo desde los servicios básicos como agua potable, alcantarillado y luz, sino también desde otros medios como urbanización, pavimentación, el acceso al transporte, la diversificación de medios. Desde infraestructura de servicios públicos, carreteras, sistemas de agua potable, lo que posibilita el desarrollo de asentamientos humanos es un avance muy alto. Hemos incorporado temas que hace 20 años no estaban, que dicen relación con la calidad. La sustentabilidad, que es un tema que se veía en forma remota.
-Pero Chile mantiene deudas en materia de calidad de vida urbana.
-Nuestro gran desafío sigue siendo de manera significativa el tema de la distribución de los bienes urbanos, el acceso a los bienes públicos que las ciudades deben garantizar y la segregación dentro de la ciudad. Como país nos sentimos muy interpretados por la agenda de Hábitat III, porque va a estar concentrada en una constatación de cómo han ido creciendo las ciudades, cómo el sector urbano va adquiriendo primacía y cómo hacemos que las ciudades presten a todos los que residen en ella los beneficios que produce la economía de la aglomeración. En ese sentido, los temas de segregación, migración, espacios públicos, calidad de urbanización social, integración social, planificación urbana, sistemas de transporte, pasan de ser relevantes a cruciales. Eso implica temas tan concretos como accesibilidad universal a otros tan complejos como la armonización de la vocación productiva, el intercambio que se debe producir en las ciudades y el bienestar de todos los que la habitan. Lo que tenemos hoy es que ese crecimiento no necesariamente ha sido armónico ni sustentable, muchas veces ha consumido más de lo que ha generado, ni tampoco ha sido necesariamente equitativo desde el punto de vista del acceso de sus habitantes.
-¿En qué políticas concretas se “aterrizan” esos objetivos que la ONU plantea en Hábitat III?
-El trabajo intersectorial es indispensable. La existencia del comité de ministros de ciudad, vivienda y territorio va en ese sentido. Y la relación público-privada es una cualidad indispensable. Nos hemos puesto como objetivo abordar el desafío de la infraestructura desde el crecimiento, vocación y vulnerabilidad de las regiones. También buscamos definir nuevos estándares urbanos, pues se cambia el eje de solo producir viviendas. No queremos proveer cualquier cosa: queremos asegurar que todos los chilenos puedan acceder a determinados bienes y servicios al interior de los asentamientos urbanos. Eso nos lleva a una visión agregada, que no es solamente acceder a una vivienda. Eso ya no importa tanto si es en propiedad o arriendo, sino que sea adecuada, y se le buscan a esa vivienda atributos de localización para que quienes residan en ella accedan a los servicios con estándares mínimos de superficie y materialidad que sean acordes a la región donde se emplaza.
ReuniónEn 1976 se convocó la primera conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos, Hábitat I, en Vancouver, Canadá.
Veinte años después , en 1996, el mismo encuentro se llevó a cabo en Estambul, Turquía.
En 2011, la Asamblea General de la ONU decidió convocar para 2016 a una tercera conferencia.