Calidad antes que cantidad: lecciones aprendidas sobre espacio público
Por Sofía Covarrubias, Coordinadora Área Social y Jose Manuel Guzman, Área de Investigación.
Las áreas verdes poco a poco han ido ocupando su lugar en el imaginario colectivo chileno. Éstas, llevan el pulso de ciudades cada vez más desiguales donde el acceso a plazas y parques de calidad se ha convertido en una suerte de reivindicación de los derechos ciudadanos y del derecho a la ciudad, cobrando aún más importancia por la cantidad de beneficios que generan. De acuerdo a la política regional de áreas verdes la meta es contar con 10m2 de áreas por habitante y aunque todavía estamos en camino de alcanzar ese objetivo, el problema parece seguir siendo la inequidad.
Lo cuantitativo no es suficiente…
Para solventar este problema, parece insuficiente enfocarnos solamente en alcanzar una meta cuantitativa, que muchas veces no responde a realidades territoriales diversas ni a necesidades sociales puntuales. Además, el indicador que se sigue utilizando en políticas públicas no considera la distribución de las áreas verdes al interior de las comunas a pesar de que existen grandes avances en la construcción de indicadores de accesibilidad de áreas verdes como el desarrollado por el Centro de Inteligencia Territorial de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Pero yendo más allá del problema del indicador cuantitativo utilizado, en muchos casos, la desigualdad e inequidad en los accesos y goce de las áreas verdes no se debe solamente a que no cumplimos con un metraje establecido, sino que se explica por problemas de mantención o en áreas verdes que no se usan porque no tienen la calidad necesaria aunque se contabilicen y se les haga una mantención ‘mínima’. Sin embargo, no contamos con ningún indicador de calidad que permita a los diseñadores de políticas públicas utilizarlo como criterio para guiar programas de mejoramiento o definir metas al respecto.
El área verde como problema de hábitat…
Entender el espacio público como un problema, no puede reducirse a un análisis cuantitativo. En nuestra experiencia, un valor fundamental del espacio público es la valoración del hábitat y la reconstrucción del tejido social a través de su uso. En uno de nuestros primeros estudios sobre el tema, comenzamos a ver que la mejora ‘cualitativa’ de estos espacios también mejoraba la vida en el barrio. Dentro de los resultados más importantes encontramos que la imagen del barrio mejoraba, que las personas usaban más su plaza, que habían menos conflictos y la gente se sentía más segura. Esto se confirmó en la resiente evaluación de impacto que realizó JPAL a los proyectos de recuperación participativa de áreas verdes.
Estos resultados cobran importancia si tomamos en cuenta la más reciente encuesta de calidad de vida urbana en Chile. Dentro de sus conclusiones resalta que aunque más del 50% de los encuestados está satisfecho con la belleza y entretención de su ciudad, mientras que en temas de seguridad estos valores caen a 40%. Asimismo, sólo el 51% de los entrevistados considera que las plazas y parques tienen una calidad buena o muy buena (un valor que viene en descenso comparado con las encuestas anteriores), el 47% afirma que nunca o casi nunca usan estos espacios y un 63% opina que las veredas y espacios públicos del barrio estén acondicionadas para personas con movilidad reducida.
Por su parte, la encuesta nacional de percepción ciudadana sobre municipios publicada por el Centro de Políticas Públicas UC en septiembre pasado, muestra que respecto a los espacios públicos a nivel de comuna los vecinos consideran más importante mejorar la mantención de los ya existentes que aumentar en cantidad.
Calidad primero que cantidad…
Hablar de calidad puede ser un tema que signifique muchas cosas para personas diferentes. Desde nuestra perspectiva, la calidad tiene que ver con una mirada compleja del espacio y de sus valores tanto sociales como ambientales; es preguntarse acerca de la accesibilidad, el confort, el valor medioambiental, la pertinencia de su diseño, su estado de mantención y la diversidad tanto de actividades como de personas en esos espacios.
Actualmente estamos en un momento clave en las políticas públicas urbanas, con el consejo de desarrollo urbano a la cabeza de la puesta en práctica de la política del mismo nombre; es imprescindible que desde los distintos actores que aportan a la construcción de políticas públicas construyamos formas de medición de la calidad de nuestras áreas verdes, para que podamos identificar las brechas de calidad, superar las metas cuantitativas y trabajar en eso que nos mostró la encuesta de percepción ciudadana sobre municipios y que suena tan obvio: es más importante mejorar la mantención de las plazas y parques ya existentes que aumentar en cantidad. No estamos en contra de la construcción de nuevas plazas y parques, sino que la meta no debe ser únicamente más o menos m2, sino que podamos tener espacios de calidad para todos.
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