Cómo ser Uber en 120 minutos
[Se buscan] choferes y el proceso es exprés. Sin moverse del escritorio, sin entrevistas y sin siquiera mostrar el automóvil, un novato conductor puede ser parte del sistema.
El viaje comienza a las 9.30. Avanzo lento por Lira hasta llegar al borde del cerro Santa Lucía. De pronto aparece, por primera vez, en la pantalla del celular la “Uber señal”, el teléfono parpadea y emite un sonido de alarma. En solo 30 segundos debo aceptar el llamado de María o alguien más lo tomará. Estoy nervioso, es mi primer pasajero. Toco la pantalla y aparece su dirección, el aparato calcula que en seis minutos estaré frente a ella para llevarla a su destino.
Veinticuatro horas antes. Un mail enviado directamente a mi correo por Chilectra, empresa con la que Uber tiene convenio, me dice: “Empieza tu negocio Uber con la mejor energía”. El texto agrega que esta empresa “es una aplicación tecnológica que conecta conductores con pasajeros” y que “la aplicación posibilita que manejes tu auto y generes hasta $ 450 mil semanales”. El negocio es simple y rentable, pero ¿podrá un conductor novel como yo, prácticamente sin experiencia en las calles y con un pésimo sentido de la orientación, convertirse en un conductor de Uber? El correo señala que es tan fácil como pinchar el link e inscribirse. Así que lo intento.
Lo primero es crear una cuenta: un mail, una contraseña, un número de teléfono. Literalmente, en dos minuto recibo la confirmación. “¡Bienvenido, estás muy cerca de ser socio Uber! “Gracias por registrarte. Todo lo que tienes que hacer es cargar los documentos pedidos abajo. Puedes activar tu cuenta online o en persona”, señala el mail.
Los únicos documentos que solicita Uber, en esta etapa y en las futuras, son: un certificado de antecedentes, una foto del permiso de circulación y una foto de la licencia de conducir tipo A o B.
Después de comprar en el portal del Registro Civil el certificado, estoy listo para continuar la inscripción.
Lo primero es el auto. Marca, modelo, año y patente. La única restricción es que no puede ser anterior a 2004. A pesar de que la empresa asegura tener automóviles altos en confort, tecnología y seguridad, en la inscripción no hay ningún requerimiento que obligue a demostrar estas características. Tampoco es necesario enviar una foto del vehículo.
Lo siguiente es subir una imagen de la licencia de conducir y luego, del permiso de circulación. No hay especificaciones de calidad o formato de la imagen. Si estos son los únicos respaldos, es sencillo imaginar que alguien pudiera enviar fotografías adulteradas. Finalmente, el portal solicita subir una imagen del certificado de antecedentes y aquí terminan las exigencias de la plataforma.
Han pasado 25 minutos desde que inicié el trámite y el portal me dice que estoy “a un paso de convertirme en socio conductor Uber”. Ahora, sólo queda esperar la respuesta a mi solicitud.
Creyendo que tal vez se demoren un día o dos en revisar mis antecedentes, me despreocupo por un rato del tema. Sin embargo, 75 minutos después recibo un nuevo correo informándome que ya soy parte de la empresa.
“Felicitaciones, ya puedes empezar”, dice el título del mail. “Ya estás listo para comenzar a manejar y ganar dinero. Puedes descargar la aplicación aquí”. Además, el texto agrega un “manual” muy elocuente sobre cómo comenzar: “1) Súbete a tu auto. 2) Ingresa a la aplicación. 3) Comienza a manejar”.
Ahora debo descargar la aplicación, uno de los temas más sensibles para Uber, pues para ellos es el verdadero giro de la empresa. La app pide permisos especiales para acceder a gran parte de los datos del celular, por lo que su descarga demora unos minutos.
Antes de conectarse es necesario aceptar las condiciones de uso. Se trata de un texto de 15 páginas en el que la empresa entrega todas las responsabilidades de mantención, seguro y todos los permisos legales al conductor. En el documento se desligan de cualquier acción desarrollada por los choferes del sistema. Además, especifican las tarifas mínimas por cada viaje y que ellos recibirán el 25% de cada pago. Acepto.
La aplicación me dice que necesito una foto de perfil, además me recuerda que hay que incluir una cuenta bancaria para recibir el pago.
Han pasado menos de dos horas y ya es oficial: estoy habilitado para comenzar a conducir Uber. Decido esperar y probar al día siguiente.
Veinticuatro horas después. Sigo a un costado del cerro Santa Lucía, el taco es terrible y no he podido salir de ahí. María me espera, pero mi impericia me juega en contra. La usuaria se aburre y me cancela. Suspiro aliviado, mi debut como Uber deberá postergarse. De todas formas, espero que no signifique una estrella menos en mi carrera como conductor.