Cuatro fotógrafos revelan cómo cambió Santiago en un siglo
Por Maite Armendáriz Azcárate.
“Santiago, cien años en imágenes” recoge las mejores fotografías captadas por Odber Heffer, Enrique Mora, Antonio Quintana y Luis Weinstein. Es un nuevo libro de ARC Editores.
“Santiago ha crecido de forma exponencial durante este último siglo; se ha expandido geográficamente hasta encumbrarse en los cerros que la rodean. Los terrenos que antes eran campo hoy están plagados de casas o de edificios modernos, de carreteras y autopistas. Por lo tanto, casi al comienzo de mi investigación, me di cuenta de que mostrar toda la ciudad era casi imposible”, señala Soledad Rodríguez-Cano, directora de ARC Editores.
Con varias publicaciones sobre la capital de Chile, esta vez Rodríguez-Cano se las ingenió para observar la ciudad a través del trabajo de cuatro grandes fotógrafos: Odber Heffer, Enrique Mora, Antonio Quintana y Luis Weinstein. Así, después de investigar en los archivos y preguntar a los expertos, reunió en “Santiago, cien años en imágenes” las fotografías de estos cuatro artistas que mejor revelan la transformación de Santiago entre 1916 y 2016.
Las páginas de este álbum-libro rescatan momentos significativos, habitantes, lugares y edificios emblemáticos y de paso muestran los cambios en la práctica de la fotografía.
Soledad Rodríguez-Cano se propuso indagar en las características de la ciudad después de la celebración del primer centenario en 1910, pasando del afrancesamiento de principios del siglo al modernismo en los años 40 y 50, hasta llegar al siglo XXI, “con una ciudad completamente diferente”.
El volumen sirve también para aprender de los errores. “La falta de visión de conjunto se manifiesta con el paso del tiempo, se muestra en maravillosos edificios que fueron demolidos, sin mayores consideraciones”, señala Rodríguez-Cano.
El libro cuenta con el análisis e investigación de Samuel Salgado, director de Cenfoto (Centro de Patrimonio Fotográfico Nacional) y profesor de la UDP, quien explica que cada uno de los fotógrafos había construido, sistemáticamente, una imagen de Santiago. “Pero, a la vez, constatábamos en sus fotografías una ciudad fragmentada que -como si se tratara de un acuerdo tácito- el siguiente fotógrafo corregía con un nuevo plano, con otra mirada, que ampliaba el registro documental”.
A juicio de Salgado, la diferencia no reside en la singularidad de cada imagen del pasado, sino en la existencia del archivo, el trabajo constante, la problematización de la mirada, buscando persistentemente un nuevo plano, un nuevo conocimiento.
Por su parte, Macarena Ibarra, profesora del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la PUC, hace notar que estos registros revelan cómo ha variado la noción de patrimonio, desde la valoración de lo monumental hasta la apreciación actual de lo cotidiano.
Otro de los capítulos de este libro se refiere al imaginario paisajístico como forma de apropiación. Su autor, Claudio Magrini, director de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño y del magíster Territorio y Paisaje de la UDP, destaca la foto “Parque Forestal”, tomada por Heffer entre 1916 y 1930, en la que una laguna sobresale entre las bellas casas que en ese entonces rodeaban el parque. ¿Cómo llegó un lago ahí?, ¿se debe a que la naturaleza imita al arte?, se pregunta.
El libro fue publicado gracias al aporte del Estudio Villaseca, oficina de abogados que también celebra cien años, la Ley de Donaciones Culturales y la Corporación Patrimonio Cultural de Chile.