Más de una década demorará en recuperarse la Quebrada de la Plata
Santuario de la Naturaleza ubicado al poniente de Maipú:
El incendio que la afectó el mes pasado destruyó el 79% de sus más de mil hectáreas de flora nativa, como quillayes, litres, algarrobos, peumos y espinos. La fauna también resultó dañada por el fuego.
Una de las peores tragedias ambientales del año afectó a la Quebrada de la Plata entre el 13 y 19 de noviembre. Esa reserva de la biodiversidad que administra la Universidad de Chile y que está situada en los cerros del extremo poniente del Gran Santiago, frente a la comuna de Maipú, había sido declarada Santuario de la Naturaleza por el Gobierno apenas un día antes de que un gran incendio la arrasara.
Según el informe preliminar elaborado por la Conaf acerca de los efectos del fuego en la vegetación, prácticamente el 80% de sus 1.110,8 hectáreas fueron afectadas, pero en diferentes grados. “Hay partes que se salvaron, algunas islas que llamamos sectores no dañados dentro del perímetro del incendio”, explica Germán Ortiz, director de Conaf Región Metropolitana.
Otros sectores fueron afectados en menor medida, solo a nivel de pastizal. En ciertos lugares se quemaron matorrales y chamuscaron árboles, pero la recuperación todavía es posible. Las áreas con mayor daño son aquellas donde los árboles se quemaron por completo, por lo que hay que esperar un rebrote o regeneración por semillas.
La información precisa de qué corresponde a cada categoría de daño la tendrán en los próximos meses, explica Ortiz, porque es una superficie grande que deberá ser analizada en detalle.
Los números preliminares muestran que el mayor daño lo sufrieron los bosques de espino ( Acacia caven ) y algarrobo ( Prosopis chilensis ), y los de quillay ( quillaja saponaria ) y litre ( Lithrea caustica ). Menor impacto tuvieron los peumos y boldos.
“Los procesos de restauración son largos. No podemos esperar tener el diagnóstico y el plan de restauración a tan pocos días de ocurrido el incendio”, agrega.
En cuanto al tiempo de recuperación, reconoce que es relativo. “Estos árboles son especies del bosque mediterráneo central de Chile, los que tienen distintas edades de madurez, lo que ocurre entre los 30 y 50 años”, afirma. No obstante, reconoce que el ecosistema de la zona central ha sido intervenido desde hace siglos, por lo que no hay formaciones vegetales vírgenes.
Muchas de las especies que forman estos bosques tienen capacidad de regeneración. Puede ser que la semilla original tenga 300 años, pero el árbol que se observa, de 20 o 30 metros de alto, puede ser resultado de rebrote tras un incendio previo o tala, explica el especialista.
Roberto Neira, decano de Agronomía de la U. de Chile -quien sobrevoló el área junto con el rector de esa casa de estudios y personal de la Conaf para evaluar la magnitud de la destrucción-, reconoce que el mayor daño se produjo en las laderas. “Hay sectores en que se quemó todo el pasto, los arbustos y espinos. Hay muchos espinos añosos que resisten este tipo de incendios, pero vi unos que estaban convertidos en cenizas, sobre todo en la parte más alta de los cerros”.
Afortunadamente, como el fuego se expandió cerro arriba, se salvó un bosque de ulmos de extraordinario valor vegetal y antigüedad que está en el fondo de la quebrada.
Representantes de la Conaf, el Ministerio de Medio Ambiente, la Universidad de Chile y otras instituciones se están reuniendo cada 15 días en la facultad de Agronomía para diseñar una propuesta de restauración. Esperan apelar a alternativas como los planes de compensación de emisiones del Ministerio de Medio Ambiente o la ley de bosque nativo para conseguir la reforestación con la ayuda de privados.
También invitarán a la comunidad a participar en la reforestación.
El desafío será largo, reconoce Ortiz. Este verano recolectarán semillas e iniciarán la producción de plantas en invernaderos. “Recién en diez años más se comenzarán a ver resultados, pero se acelerará el proceso natural”.
Impacto en la faunaLa situación de la fauna en la Quebrada de la Plata también es incierta. Uno de los habitantes más numerosos son los degus, roedores que viven en cuevas en el suelo. “Como el paso del fuego fue muy rápido no los habría afectado fatalmente, pero no sabemos de los zorros y de otros animales que pudieron haberse visto afectados”, dice Roberto Neira, decano de Agronomía de la U. de Chile.
Estima que las aves pueden haber volado, pero las que estaban anidando y sus polluelos seguramente se perdieron.
“Nos tomará meses hacer algún censo de sobrevivencia y mucho tiempo más estimar el tiempo de recuperación”.