Santiaguinos pasan el equivalente a 14 días al año en el transporte público

Transporte publico buses ciudades latinoamericanasPor Paulina Sepúlveda G.

Informe dice que en promedio destinan 84 minutos al día y uno de cada cuatro, dos horas.

Una persona en Santiago destina 84 minutos al día, en promedio, para ir a su trabajo en transporte público. Así lo determinó el estudio Uso Global de Transporte Público 2016, realizado por la aplicación Moovit y que analizó los datos de 50 millones de usuarios de la app en el mundo.

Las dinámicas de transporte público de las principales capitales de América Latina, muestran que Bogotá (Colombia), es dónde más tiempo se ocupa, con 97 minutos (duración promedio viaje de un día laboral, ida y vuelta). Le siguen, Ciudad de México (México), con 93 minutos y Santiago (ver infografía).

Los 84 minutos equivalen por ejemplo, a un capítulo entero de las serie Game of Thrones oThe Walking Dead.

Sumados semanalmente, esos 84 minutos equivalen a más de un día en el transporte público (28 horas), y en un año, considerando 20 días de trabajo al mes, dos semanas (14 días).

Además, según el informe, el 23% de las personas dice que ocupa más de dos horas al día en transporte y que el tiempo promedio de espera en cada parada es de 15 minutos. Además, otro 14% asegura caminar más de un kilómetro desde el paradero hasta su trabajo.

El tiempo que se destina a movilidad influye en la calidad de vida, destaca Luis Fuentes, investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) y académico del Instituto de Estudios Urbanos UC.

“Y que sea más de un día a la semana, y 14 al año, equivalen a vacaciones, es extremadamente excesivo”, dice Fuentes. Además, es un tiempo que se sabe es precario, agrega, por las condiciones de inseguridad y alta densidad de personas.

Un promedio inaceptable, que además se distribuye de manera inequitativa, indica Ricardo Hurtubia, investigador del Cedeus y académico de la Escuela de Arquitectura & Departamento de Ingeniería de Transporte y Logística UC.

“La gente que gana más, viaja menos. Y los buses, que ocupan las personas de menores ingresos, tienen que luchar contra la congestión de los autos en que viajan personas con más ingresos. Esos vehículos son los responsable de las casi dos horas que las personas ocupan para ir a sus trabajos”, dice Hurtubia.

Crecimiento integral

En Santiago el 75% de la población usa medios públicos para transportarse. Y pese a las distintas modificaciones que desde 2006 se han realizado con el plan de Transantiago, la situación no mejora.

¿Qué hacer? Para Ricardo Abuauad, urbanista y director de la Escuela de Arquitectura de la U. Diego Portales, una ciudad como Santiago, con más de siete millones de habitantes, debería contar con cuatro escalas de transporte, y no dos como actualmente tiene (buses y metro).

La primera de ellas, dice Abuauad, debería ser un ferrocarril metropolitano de cercanía, que comunicara, por ejemplo, comunas como Lampa y Talagante con Santiago, con pocas paradas a alta velocidad. La segunda escala, dice, sería un metro con más líneas de las que hay actualmente. “La tercera escala, debería ser tranvías con trayectos locales, y la última un sistema de buses que resuelva la movilidad local”.

Pero actualmente, no existe una entidad que planifique la ciudad, aclara Hurtubia. “Se necesita una institucionalidad que planifique el uso de suelo y transporte metropolitano, pero hoy cada comuna hace su planificación”.

Por otra parte, dice Fuentes, se requiere una mirada integral que vea todos los modos de transporte como complementarios. “Que la gente camine, ande en bicicleta, ocupe metro y se tienen que considerar en su justa dimensión”.

Transmilenio

El sistema de transporte de Bogotá, se inició en 1998, y destacó como un plan exitoso de transporte público. En el reporte Moovit, Bogotá tiene los peores índices, con 97 minutos de promedio al día de traslado y con un 32% de personas que ocupan más de dos horas. El plan generó vías rápidas para acceder al centro de la ciudad, pero ha tenido problemas con baja frecuencia en las rutas y alto nivel de hacinamiento en los buses.