Intervendrán ocho zonas críticas de la Ruta 68 e iniciarán estudios para túnel en La Dormida
Con nueva concesión se buscará una autopista alternativa entre Santiago y Valparaíso:
MOP desechó idea de recomprar la actual vía a la empresa Abertis, que conservará su concesión hasta 2023 a cambio de obras en los accesos a la capital, el puerto y la ruta Las Palmas, en Viña del Mar.
Cada día, un promedio de 33 mil vehículos transita por la Ruta 68 entre Santiago y Valparaíso. Si bien los grandes momentos de congestión se observan en episodios especiales, como el último Año Nuevo (más de 70 mil autos en un día), un análisis de la Empresa de Ferrocarriles del Estado estimó en cuatro mil los autos que por hora promedia la carretera en días de alta demanda, muy cerca de su capacidad de diseño (de 4.500 por hora).
Este nivel fue previsto en 1997 por las autoridades de la época, que concesionaron la ruta con una cláusula de recompra. Esta modalidad permitiría al Estado tomar el control de la autopista para llamar a una rápida licitación de obras de ampliación o construir una alternativa por La Dormida, un proyecto de largo aliento que no ha logrado ser ejecutado por su alto costo.
A 20 años de esas previsiones, el Gobierno descartó la recompra de la Ruta 68 (que hubiese costado US$ 470 millones) y optó por mantener la concesión a la empresa Abertis hasta 2023, a cambio de exigencias para mejorar la carretera y allanar el camino para la futura concesión.
“El camino que hemos resuelto con Hacienda es un cambio de contrato acotado para hacer las obras indispensables de capacidad y seguridad en las puntas (accesos) de Santiago, Valparaíso y Viña del Mar, así como servicialidad en tres lugares intermedios”, dice el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga.
Para Álvaro González, consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), la decisión del Gobierno es la acertada. “La opción de recomprar resulta cara y el Estado, en general, tiene poco dinero. Fue pensada en una situación de extrema congestión, y como no la hay, no hay razón de hacerlo. Además, pedir los estudios para una relicitación es una buena idea”, señala.
El plan de obras de corto plazo deberá ser licitado antes del 30 de marzo e involucra ocho zonas críticas, por hasta US$ 170 millones: la “punta” de Santiago (Lo Prado), con la extensión de las caleteras; el refuerzo de los puentes Mapocho y Pudahuel; obras de servicialidad en Curacaví, Casablanca y Placilla-Curauma; y una mejora de la bajada Santos Ossa de Valparaíso, como también del acceso a Viña del Mar por la ruta Las Palmas.
Entre las exigencias a la empresa, igualmente se incluye elaborar un plan maestro de la Ruta 68, que la futura concesionaria deberá ejecutar a mediados de la próxima década, contemplando mejoras como el acceso al centro de Viña del Mar por la hoy congestionada avenida Agua Santa.
Alternativa a la costa
En este plan se zanjará si se opta por aumentar la capacidad de la actual carretera, con terceras pistas, o si se elige construir la ruta alternativa por La Dormida. Esta opción, que costaría más de US$ 1.000 millones, incluye un túnel de, al menos, seis metros debajo de la actual cuesta La Dormida -ruta que hoy no tiene peaje-, y permitiría unir en una hora y media la zona norte de Santiago con las comunas “dormitorio” del Gran Valparaíso, como Quilpué, Villa Alemana y Limache.
“Las alternativas serán resueltas en ese plan y se debe entrelazar con el proyecto de un tren de carga y pasajeros entre Santiago y Valparaíso, además de la definición de qué porciones de la carretera van a ser urbanas, con ciclovías, iluminación y otros elementos”, añade Undurraga.
”El cambio del contrato permitirá desarrollar un plan maestro para una licitación grande del sistema de la Ruta 68, que incorpora otras carreteras”. ALBERTO UNDURRAGA MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS
”Es mucho mejor opción propiciar una vía alternativa que concentrar el tráfico en una sola. Hay que tener redundancias”. ÁLVARO GONZÁLEZ CONSEJERO DEL CPI