Opinión: Reclamando el Espacio Público

Cortesía Equipo Festalímetro para Plataforma Urbana

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Sábado, cuatro de la tarde de un día de diciembre. Hay 28 grados a la sombra en Santiago y se sienten. En un día como hoy, a nadie se le ocurriría detenerse en esta plaza tapizada de cemento, donde los árboles escasean y los pocos que hay no superan el metro y medio. Extrañamente hoy, está llena de gente.

La plaza que une el espacio entre las dos torres de la Unidad Vecinal Providencia (UVP), conocidas popularmente como ‘escalímetros’, en plena esquina de Avenida Providencia y Carlos Antúnez, parece presa de un fenómeno extraño. Un día normal no habría nadie más que quienes circulan aceleradamente desde Providencia hacia el sur por entre medio de la barra comercial.

Cortesía Equipo Festalímetro para Plataforma Urbana

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La plaza se encuentra expuesta durante todo el año a los caprichos del clima, calor o frío, y es que el proyecto original, tan ceñido a las rígidas normas del modernismo, no consideró para el espacio público algún elemento que mitigue esta exposición y, menos aún, parece no haberse adaptado al avance del tiempo. La plaza no parece plaza, sino más bien un ancho pasillo abierto los 365 días del año, pues nada invita a detenerse. Los habitantes de estas icónicas torres, quienes debieran aparecer al menos como protagonistas de este espacio indeterminado, que fluctúa entre lo público y lo privado, hacen eco de este desapego.

Cortesía Equipo Festalímetro para Plataforma Urbana

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El sector urbano de las torres más altas de la UVP (construidas bajo la figura de la EMPART), es un lugar privilegiado por su situación de conectividad con la ciudad, centralidad y cercanía a múltiples servicios y equipamiento. En sus torres existen 330 viviendas, cuyos habitantes históricamente muestran una baja participación en procesos de decisión comunitaria (3% último espacio de decisión). Lo anterior parece ser un síntoma, y es que el sentimiento de apropiación por parte de quienes viven aquí es casi nulo.

Lo mismo ocurre con la población flotante, en su mayoría oficinistas, que dispone aquí de una importante área de comercio y servicios. Dicha característica debiera ser un aliciente para el uso sostenido de la infraestructura disponible, sin embargo, dicho fenómeno suele no ocurrir. Sumémosle a esto veredas mezquinas para los peatones, que no permiten la posibilidad de interactuar y crear una red social activa y saludable.

Un grupo de alumnos del curso ‘Diseño Urbano Colaborativo’ de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Diego Portales y bajo la tutela de los profesores Carolina Carrasco y Gonzalo Schmeisser, se concentraron en recoger y mapear las inquietudes que alejaban tanto a paseantes, locatarios y habitantes del uso habitual de la plaza. Mediante un análisis etnográfico, se propusieron además revelar los potenciales existentes para, desde la apropiación y transformación, reclamar este espacio público.

Cortesía Equipo Festalímetro para Plataforma Urbana

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La motivación principal del curso es el comprender amplia e integralmente cuáles son los componentes, físicos, sociales y urbanos que mueven y afectan a piezas urbanas de este tipo; al mismo tiempo que trabajar en equipo y colaborativamente tanto entre los alumnos como con la comunidad en un proyecto común. Para esto, el trabajo semestral se concentró en identificar patrones de uso, problemáticas y potencialidades de mejora, así como anhelos de ocupación por parte de las comunidades existentes y que construyen el tejido social del lugar.

Los alumnos definieron un set de intervenciones posibles al espacio físico y social para activar por un día aquel lugar, dando cuenta de sus potenciales y manifestando el problema. Para lograrlo, propusieron reformular el lugar, primero, mediante la compensación de sombra y colores, que lo transformara espacial y visualmente, promoviendo la estadía de los vecinos y visitantes por mayor tiempo, además de demostrar la flexibilidad de usos que este lugar permite. Posteriormente, se programó el uso efímero de la plaza mediante una feria de venta libre, la ubicación de puestos de venta de comida al paso y un escenario con música y humor en vivo. Gratis y abierto.

Cortesía Equipo Festalímetro para Plataforma Urbana

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A partir de esto, construyeron con sus propias manos el mobiliario adecuado con materiales de bajo costo (pallets, cubierta liviana con telas y tensores, alfombras de pasto sintético, etc.), para luego montar en la plaza el día sábado 17 de diciembre de 2016. Del mismo modo se activó una campaña de publicidad puerta a puerta y a través de redes sociales.

La actividad fue todo un éxito, y el impacto fue medido por la ONG Espacio Lúdico, cuyos tres objetivos de evaluación fueron el sentido de pertenencia, atracción territorial y presencia en nuevos medios.

Algunos resultados son elocuentes: frente a la pregunta ¿ESTA ES TU PLAZA?, y que apunta a advertir la existencia del sentimiento de pertenencia entre los participantes de la intervención, el 47% de los encuestados responde que NO, el 43% SI y el 10% restante responde que TAL VEZ. Asimismo, de los asistentes a la actividad, sólo el 34% correspondía a habitantes del sector.

Estos ejemplos nos muestran que, si bien esta pequeña intervención tuvo el efecto esperado a nivel local, de atracción y promoción del uso del espacio público por parte de los vecinos de las torres, al mismo tiempo demostró que es un punto atractivo de uso a nivel metropolitano, en el que participan personas de un radio mucho más amplio que el perteneciente a la UVP.

Cortesía Equipo Festalímetro para Plataforma Urbana

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Como análisis final, se consideró que una buena oportunidad de activar este espacio público es integrarlo al desarrollo del eje Nueva Alameda Providencia, como punto estratégico de mejora del espacio público con énfasis en un lugar articulador y de buena accesibilidad, que además requiere intervención estable para su activación.

 

Carolina Carrasco es arquitecta de la Universidad de Chile y Máster of Urban Planning de la University of Melbourne. Docente de la Universidad Diego Portales, dicta el curso Diseño Urbano Colaborativo desde el año 2015 y ha dictado clases en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile para la carrera de arquitectura y para el Magíster de Hábitat residencial en temas de planificación urbana y urbanismo social. Es Co-fundadora y Directora de Proyectos de la ONG Espacio Lúdico y trabaja como arquitecta urbanista en Asesoría Urbana de la Municipalidad de Lo Barnechea.

Gonzalo Schmeisser es arquitecto de la Universidad Diego Portales y Magíster en Arquitectura del Paisaje de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se ha desempeñado como profesor asistente en las escuelas de arquitectura de la UDP y de la PUC. Es fundador del sitio web Landie y ha trabajado en diversos proyectos editoriales y publicaciones escritas, tanto de arquitectura y paisaje, como cultura y temas afines. Además es columnista estable de la revista de arte y cultura La Panera, en su sección de arquitectura.