Mujeres en el espacio urbano: ¿cómo hacer ciudades mejores para ellas?

© Tatiane Melo

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Por Mariana Morais y Bruno Ávila.

Mujeres segregadas en vagones exclusivos del metro, espacios colectivos que reprimen a la necesaria lactancia materna, dominación masculina en los espacios públicos. Una sociedad excluyente producirá ciudades excluyentes. ¿Quién nunca ha oído que “la calle no es un lugar para chicas”? Los logros de las mujeres en nuestra sociedad pueden ser recientes, pero la necesidad de mejorar la forma con lo que la ciudad recibe a ellas es urgente.

Si nos fijamos en una realidad no muy lejos, vemos que la figura femenina en el dominio público se vincula a un juicio negativo, mientras que la del hombre, al honor. A mediados de los años 50, Lucio Costa, urbanista brasileño responsable del proyecto de la ciudad Brasilia, estableció que seis plantas era lo ideal para edificios residenciales, de esta manera, las madres podrían llamar a los niños que estaban jugando para subir para el almuerzo. Por mucho tiempo, planear una ciudad para las mujeres era asegurar que el papel de ama de la casa sería más cómodo. Incluso, muchas instalaciones públicas y privadas contaban a penas con baño para hombres, por el dominio de los hombres en la vida urbana.

Sin embargo, los tiempos han cambiado: En Brasil, de acuerdo con el Instituto de Investigación IBGE, las mujeres representan más del 40% de la fuerza de trabajo y tienen el nivel de estudios muchas veces mayor que lo de hombres. Esto significa que ellas se mueven en la ciudad tanto como los hombres. No obstante, sus necesidades son ignoradas, su circulación por la ciudad es restricta y la apropiación del espacio público por las mujeres es fragilizada.

Los problemas de infraestructura, pobreza y violencia que tanto afectan a la calidad de vida en nuestras ciudades, impacta fuertemente a las mujeres. Aunque la mejora de la infraestructura urbana genere el aumento de la calidad de vida de la población en general, inclusive de las mujeres, políticas que tengan en cuenta las especificaciones de género son necesarias.

Entonces, ¿qué podemos hacer para que ellas tengan sus necesidades consideradas, el pleno acceso a la ciudad, a sus servicios y equipamientos? Presentaremos algunas directrices de políticas públicas en las áreas de vivienda, movilidad urbana y espacios públicos.

Viviendas

© COURB Brasil

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La garantía del derecho a la propiedad y la ubicación de sus hogares son temas clave en los derechos a la vivienda de las mujeres. Durante mucho tiempo, las mujeres han tenido su derecho a la propiedad restringido en muchos países, incluso, todavía hay costumbres y leyes que les impiden ser propietarias de inmuebles, subyugadas por no generar riqueza.

Programas de vivienda, como el “Minha Casa Minha Vida”, de Brasil, consideran el vínculo maternal en la definición de la propiedad. Además, los programas que dan prioridad a situaciones de vulnerabilidad y a la protección contra la violencia doméstica también son de suma importancia, ya que muchas mujeres tienen que aceptar la violencia de su agresor por temer quedarse sin su hogar.

Sobre la ubicación de estas casas, es necesario tener en cuenta que hoy en día, más allá de ser responsables del trabajo reproductivo, vinculado a la esfera privada del hogar, las mujeres participan en el trabajo productivo, que genera ingresos. Por lo tanto, la lucha por medidas para contribuir a la promoción de la accesibilidad a viviendas situadas cerca de las instalaciones públicas y del trabajo es esencial.

Espacio Público

© COURB Brasil

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El espacio público ha sido diseñado por los hombres y para hombres por mucho tiempo. Mediante la observación de la exclusión de las mujeres de los espacios colectivos, la seguridad viene nuevamente como un factor clave. Este fenómeno es bien conocido en las ciencias sociales hasta el punto que el porcentaje de mujeres es un indicador de seguridad en los espacios públicos. No porque su presencia hace que un lugar sea más seguro, pero porque un lugar seguro también es capaz de atraer al público femenino. Espacios públicos con iluminación y mantenimiento adecuados, situados cerca de zonas con la vida urbana vibrante y diversidad de usos, tienden a ser ocupado por la población en su conjunto y proporcionan un entorno más seguro para todos.

Para que las mujeres se apropien de los entornos urbanos, tienen que ser capaces de acceder a ellos. Por lo tanto, el desplazamiento de los cuales no puede ser restringido por el tiempo y los medios de transporte que utilizan.

Otro punto a considerar es la restricción a la recreación: canchas de futbol, cuadras y muchos espacios deportivos son a menudo ocupados por los hombres, dejando al público menos alternativas de diversión al público femenino. Es importante asegurar la diversidad de programas y actividades con el fin de incluir a todas las personas.

Movilidad

© COURB Brasil

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Hoy, en la planificación de los transportes, no se debe permitir hacer caso omiso de los aspectos específicos vinculados a las necesidades de género, edad, condiciones económicas y restricciones de movilidad de ciudadanos. Tenemos en nuestra sociedad diferentes patrones y necesidades de circulación, que necesitan ser comprendidas y consideradas.

Estudios muestran que las mujeres hacen más viajes con períodos más cortos, un fenómeno relacionado al trip-chaining. Una movilidad más flexible, con billetes de autobús que permitan más de un viaje, por ejemplo, hace la vida más fácil para todos los usuarios, especialmente para ellas.

Mientras no prevalezca el respeto en el transporte público, algunas ciudades en México y Brasil han reservado un vagón del metro exclusivamente para mujeres, con el fin de evitar el acoso. Pero es necesario advertir: la segregación de la mujer o cualquier otro grupo ante un problema no es la solución. Políticas que promueven el bienestar entre todos los usuarios son esenciales. Un transporte público que puede cubrir la demanda con calidad, con más líneas, horarios y campañas de educación contra el acoso son algunas de las medidas urgentes para garantizar la integridad de las mujeres.

La movilidad activa también debe ser considerada. Las mujeres representan menos del 10% de todos los ciclistas en muchas ciudades. La existencia de ciclovías cómodas y seguras puede aumentar la presencia femenina en estos corredores de transporte. Además, campañas que promueven el respeto, sobre todo entre el público motorizado, que también está representado por una mayoría masculina, son muy importantes.

Cuando construimos entornos urbanos desde perspectivas privilegiadas a lo largo de la historia, violamos la idea de ciudades para todos. Los derechos y las necesidades de las mujeres deben ser abordados en la planificación de nuestras ciudades, y para que esto ocurra, la participación de las mujeres en todas las etapas del proceso debe ser activa. Su presencia en la política, gobernaciones locales, asociaciones de vecinos y entre los tomadores de decisiones es fundamental para que sus voces sean escuchadas y sus necesidades representadas.

El lugar de las mujeres en las ciudades, así como a todas las personas, es donde desean estar, como y cuando quieran. Y la responsabilidad para que esto suceda es de todos nosotros.

 

Puedes ver el texto original acá. Si deseas saber más sobre planificación urbana y género te recomendamos los siguientes links:

• UNHabitat
Raquel Rolnik
CICLOFEMINI
No Country for Women
Karin Grundström
Ciclocidade 

 

Vía Archdaily Brasil.