Informe de Conaf en 2016 advirtió necesidad de nueva estrategia para atacar siniestros
Por J. Herrera, O. Fernández y C. Mardones.
Reporte señala que sin ese plan sería imposible emplear recursos “en otros incendios en paralelo”.
“Es pertinente que se considere una estrategia de ataque oportuno y contundente de los incendios forestales, toda vez que una respuesta tardía o débil implicará un crecimiento de la superficie afectada y, como consecuencia, un involucramiento de una mayor cantidad de recursos para su control, imposibilitando su empleo en otros incendios que en paralelo pudiesen ocurrir”.
De esta forma concluye uno de los tres informes elaborados por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) en octubre del año pasado, que analizan la situación meteorológica y terrestre del país, con el objetivo de proyectar el comportamiento del fuego en incendios forestales.
El documento, que fue recibido por la Cámara de Diputados el 13 de enero pasado, indica que la presente temporada es compleja, ya que corresponde al octavo año de sequía -comenzada en 2009- que, pese a las lluvias de invierno, afecta al centro y sur del país.
Acerca de la advertencia que hace el documento, el director ejecutivo de Conaf, Aaron Cavieres, sostiene que la consideración de esta nueva estrategia “es un error de redacción. Lo que estamos diciendo ahí es que tenemos que mantener la estrategia de ataque oportuno y contundente”, y que esto “lo teníamos y lo hemos dicho muchas veces”.
El informe, que utiliza herramientas técnicas de análisis meteorológico y de vegetación, destaca que para enero de 2017, las temperaturas altas se distribuirán desde las regiones de Coquimbo a O’Higgins. En el desglose, indica que a la fecha, en la RM habrá temperaturas por sobre 28,6º, y en El Maule, superiores a 28,2º.
Añade que la sequía provoca estrés en la vegetación, lo que seca y aumenta la “presencia de vegetación disponible para combustionar”. Esto provoca que el fuego sea de alta intensidad y fácil de propagar, con “llamas de mayor envergadura y, en consecuencia, una limitación en la actuación de los recursos terrestres”.
El documento presenta el Indice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), utilizado para estimar la cantidad, calidad y desarrollo de la vegetación. El indice señala los sectores donde hay pérdida de vegetación que son propensas a incendios debido a las altas temperaturas.
Así, a la primera quincena de agosto había una diferencia negativa de “hasta un 35% en los niveles de estrés de la vegetación bajo el patrón normal”, lo que significa que éstas tenían mayor facilidad de combustionar debido a la sequedad de la zona.
La Región de O’Higgins, dice el documento, presenta ganancia y sectores bajo lo normal, lo que “puede gatillar en incendios conflictivos en diciembre y enero, donde, por las características de la zona, son incendios explosivos y rápidos en su desarrollo dada la topografía y vegetación liviana”. En el Maule, aunque se encuentran condiciones normales, por la disponibilidad de vegetación seca “se podrían experimentar algunos incendios conflictivos y de magnitud”.
Finalmente, el informe señala que “es importante que se evalúen opciones de reforzamiento del sistema de protección contra incendios forestales, tanto en el ámbito de la prevención como del combate de los siniestros”.
Para Horacio Gilabert, académico del Centro de Cambio Global de la U. Católica, lo que ocurre es producto de transformaciones en los tipos de incendios: “Esta es una señal bien potente de que los incendios forestales son desastres recurrentes, y que tenemos que ingresar recursos, capacitar más personal y prevenir con educación”.
Chile, desfasado 40 años en incendios
RR Altas temperaturas, años de sequía y vientos inusualmente veloces en la zona central son los factores que han propiciado la peor temporada de incendios forestales que ha enfrentado el país. Un efecto del cambio climático que, según el agroclimatólogo de la U. de Talca, Patricio González, Chile no tiene la capacidad de enfrentar. “Las tecnologías que hoy se ocupan para combatir los incendios forestales servían en los años 70, pero con las condiciones actuales, son apenas capaces de combatir un tercio de los incendios que tenemos”, aseguró el experto. En ese sentido, señaló que se debería triplicar la capacidad de aviones y de helicópteros, profesionalizar a las brigadas y preparar más técnicos. “Es necesaria una profesionalización del sistema de brigadas de incendios forestales. No podemos tener personas que sean reclutadas y capacitadas en un par de semanas y después se les lance a combatir incendios de esta magnitud”, opinó. Además, advirtió que el próximo año se podrían generar siniestros de magnitudes similares, producto de los mismos factores ambientales. “Es un sistema climático que está avanzando muy rápido y no lo estamos enfrentando con la debida seriedad”, concluyó.