Tradicional Bar Inglés, otro clásico que desaparece en el sector histórico de Valparaíso
Por Hernán Cisternas Arellano.
Tribunal accedió a su liquidación tras petición de junta de acreedores:
Por tercera vez en un siglo cierra sus puertas. No se descarta la posibilidad de que surjan interesados en adjudicarse los bienes incautados para mantener el rubro.
“No puedo creer que el Bar Inglés haya cerrado. Es como si Valparaíso hubiera cerrado. En Valparaíso cierran tantas cosas. Pocas abren. Estamos perdiendo Valparaíso”, escribió ayer el abogado y académico Agustín Squella, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, al comentar la desaparición de uno de los establecimientos clásicos del puerto, que durante el 2016 cumplió 100 años.
Las palabras de Squella a “El Mercurio” de Valparaíso se explican por una biografía personal ligada al Bar Inglés. Hace un tiempo recordó que cuando su primera hija nació en París, él recibió la noticia en ese lugar. Lo mismo ocurrió cuando llegó al mundo su última nieta.
A mediodía del martes, cuando las mesas estaban dispuestas para recibir a sus habituales comensales, llegó al recinto el abogado Nicolás Machuca, designado liquidador titular por el Segundo Juzgado Civil de Valparaíso, para cumplir con la orden judicial de incautación de todos los bienes, libros y documentos.
En agosto pasado, al no poder cumplir con algunas deudas, el propietario Jorge Harbin solicitó un procedimiento concursal de reorganización de sus pasivos para mantener el negocio. En diciembre, dos bancos y una AFP -como integrantes de la junta de acreedores- se opusieron y pidieron la liquidación de la empresa, que tiene una deuda reconocida de $43 millones.
A raíz del procedimiento judicial, ayer sus dos accesos, tanto por Cochrane como por calle Blanco, a pasos del Reloj Turri, mantuvieron sus cerrojos inalterados. En 1956 pasó lo mismo debido a un incendio, pero reabrió unos años después con el nombre de Antiguo Bar Inglés. En 1978 salió a remate y solo la acción de un grupo de parroquianos -que para tratar de salvar el bar adquirió gran parte del mobiliario- permitió su mantención, hasta esta semana. Fuentes ligadas al actual proceso de liquidación no descartan que surjan propuestas por la unidad económica. Podría ser su tercer renacimiento.
El investigador y escritor Carlos Lastarria, que en agosto publicó el libro “Barrio Puerto: de los orígenes de la bohemia en Valparaíso”, señaló ayer que tras el Bar Inglés prácticamente han desaparecido los antiguos establecimientos con estilo y clase. Solo sobreviven El Cinzano y otros de un público diferente, como El Liberty, viejo refugio de marineros y bravos del puerto; el bar La Playa, y el Menzel.
Lastarria recordó que en la primera mitad del siglo XX, los clientes del Bar Inglés fueron hombres de negocios, personas relacionadas con la banca y las navieras, que se reunían allí para cerrar acuerdos y cultivar la amistad. También abogados y jueces. Las mesas y la barra de roble americano de 14 metros de largo fueron testigos de numerosas anécdotas y secretos. Como los de los litigantes de la Corte que llegaban al recinto para buscar un acuerdo entre las partes junto a un aperitivo.
Una tradición del lugar era que los clientes habituales tenían vasos grabados con sus nombres. Hasta el cierre, 1.500 contaban con ese privilegio.
En 2008, el municipio distinguió al bar con la denominación patrimonial de “Memoria viva”. No por su arquitectura o estructura, “sino por sus elementos de carácter, identidad y tradición que representan para la ciudad”. Y que ahora son un recuerdo.
Centenario
El Bar Inglés tenía 101 años y era el segundo más antiguo de Valparaíso.